Sur Astronómico

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Salida a la Montaña

Rodolfo Ferraiuolo
Lunes 11 de mayo de 2009
Noticias
Salida a la Montaña

El pasado 28 de abril nos dirigimos desde la ciudad de San Rafael hacia la montaña, luego de atravesar la zona turística bautizada Valle Grande, nos fuimos internando en el Cañón del Río Atuel, subiendo en coche por el camino de ripio, el cual está transitable aunque nos sorprende cada tanto con alguna roca por el medio, proveniente de algún derrumbe. A nuestra derecha está el río, que no vemos por la oscuridad; las luces del auto solo iluminan el borde de cornisa del camino.

Nos detuvimos en una zona donde el camino dejaba el ripio para tener unos metros asfaltados, a unos 5 Kms. del embalse Valle Grande y a unos 40 Kms. de San Rafael; un sitio alejado del precipicio, a unos 1000 mts. de altura, desde donde no se ve el río ni de día.

Apagamos el motor y escuchamos el silencio reinante, interrumpido luego de un par de minutos para comentar la paz que se percibía mientras buscábamos el paquete con los sándwiches y, vasos y bebida; un par de minutos después, estábamos cenando.

Claro que la gustosa cena duró poco, las ansias de salir a observar ganaron la partida y, comenzamos a preparar el equipo, decidiendo colocar el telescopio en la banquina, delante del auto.

Hacia el horizonte sudsudoeste, encontramos un muy pequeño plafón de luz, causado por la iluminación del pueblo de El Nihuil, ubicado a unos 25 Kms. de nosotros, el cual no generaba molestia alguna. En esa dirección, a unos 18º de altura, se hallaba la brillante Canopus, alfa (α) Carinae.

Sabemos que sitios como estos son ideales para la observación astronómica, por sus condiciones de oscuridad, transparencia, estabilidad, baja humedad, etc. y, es por esto que hacia allí nos dirigimos; pero además esa noche no había Luna, ni viento y la temperatura era muy agradable, que más se puede pedir... bueno algo más, que estemos compartiendo la noche con amigos y familia y, también por suerte esto ocurría y, no tiene precio.

El silencio era total, tanto que desde cierta distancia solo se oía el motor del telescopio SC de 5". Además del telescopio, muy portátil y proporcionado por Jaime García, teníamos unos binoculares de 7x50. La maleta de accesorios y, carpeta de notas y mapas, quedaron en el auto fácilmente accesibles.

Ya teniendo todo listo, nada de luces, comenzamos a adaptar la vista a la oscuridad mientras comenzábamos a sentir muy grato el lugar elegido. Eran las 22:30 hs. y, Escorpio estaba como recostado sobre un cerro e, iba ganando altura.

Enzo De Bernardini y Rodolfo FerraiuoloMinutos más tarde, binocular colgado al cuello, caminamos un poco hacia el este para ganar algo más de horizonte, uno se alejó y el resto lo siguió. Nos dimos cuenta que nadie hablaba, sorprendidos por el diáfano cielo y, esta sorpresa aumentó cuando comenzamos a mirarnos las caras de gozo, increíblemente iluminadas por la Vía Láctea. Ya no pudimos mantenernos callados y comentamos el efecto. Uno se acercó al automóvil en busca de la carpeta de notas y vío su sombra por delante, parecía que había Luna iluminando tenuemente todo, pero no era así, era nuestra bella galaxia.

Seguimos tan maravillados con el espectáculo visual (solo a simple vista, cuanto nos enseña el cielo en un lugar así), que nadie usó los prismáticos ni el telescopio; la observación a simple vista ganó la partida. Así continuamos por un buen rato, identificando cúmulos estelares, nebulosas brillantes y oscuras, percibiendo colores estelares, etc. Cada tanto cruzaba el cielo algún meteoro esporádico, varios en la zona de Centaurus, de este a sudoeste.

Caminábamos por la ruta con total tranquilidad, sería milagroso que pase algún automóvil y, si así fuese lo oiríamos con mucho tiempo de antelación.

Confirmamos que la tenue iluminación provenía principalmente del espléndido centro galáctico y, estimamos la magnitud límite a simple vista, con estrellas en la zona de Crux-Centaurus, mayor a 6,5. El mar de estrellas de la hermosa Vía Láctea, sus condensaciones y nebulosidades, parecían estar muy cercanos ¡que espectáculo! Sin duda nuestra galaxia entera sería la protagonista de la noche y, con ella nos quedamos abstraídos en silencio sin proponérnoslo, sin otro pensamiento y solo disfrutando de la vista. Sentimos que se detuvo el tiempo unos instantes.

Que bien se distinguían los carriles oscuros, creando la Llama andina con su cría, de Escorpio a Centauro y, sus ojazos, alfa y beta Centauri. La negrura del Saco de Carbón, las densas zonas estelares, etc. También, las Nubes de Magallanes.

Había pasado más de una hora desde nuestra llegada cuando comenzamos a utilizar los prismáticos y el telescopio; la tetera de Sagitario, más elevado, volcaba el té señalándonos exactamente el centro de nuestra galaxia. Un muy brillante bólido verdoso calló hacia el sur.

Con los instrumentos un nuevo mundo se nos abría y volvíamos a sorprendernos, pensando que luego de tantos años observando, parecía la primera vez que lo hacíamos.

Saturno con sus anillos de canto, Antares con su cobertura nebulosa, todo clarísimo en el 5". Observamos los fantásticos campos estelares de Norma, conocidas galaxias en Centaurus, numerosas galaxias en Virgo hasta la 13ª magnitud, cúmulos globulares por Scorpuis, Sagitarius y Ophiuchus, etc.

El famoso Triplete de Leo, con solo 50 aumentos, entrando las tres galaxias espirales en el campo del ocular de unos 45', se apreciaba realmente muy bien. NGC 3628 nos regaló su interesante silueta, desdoblada en los extremos.

Nos encantó la zona de Antares, M 4, NGC 6144, rho Ophiuchus, etc., con los 7x50, con claroscuros, como difusas nebulosidades de fondo.

Y así seguimos por buen rato, nutriéndonos de emociones al estudiar el firmamento hasta que hubo que emprender la vuelta.

Y que difícil es expresar lo percibido. Estos gratos momentos compartidos, bajo el cielo oscuro de montaña, no se borraran fácilmente de la memoria.

Nos costó juntar las cosas y retirarnos hacia el hogar dejando tanta belleza atrás, pero nos fuimos felices por lo observado.

Salida a la Montaña - Imagen de Enzo De Bernardini
Vía Láctea desde el Cañón del Atuel - Imagen de Enzo De Bernardini

Paco - España · 20/08/2012 21:52 UT
Bravo!
Un gran relato visual, pareciera verlo por mis propios ojos, esos instantes maravillosos de fugacidad celeste.
Saludos amigos y sigan asi , encantandonos a todos.!!
fabian - tres lomas · 19/05/2009 23:07 UT
Hola¡¡ Lei con mucha atención y emoción todo lo relatado aqui. Que decir? que comentar? aunque parezca cursitengo lagrimas de alegria¡¡¡ por saber que por fin¡¡¡ algunos dentro de este foro pudieron de algun modo en nombre de todos ver y admirar tanta belleza y esplendor¡¡¡ojala pronto todos podamos otear algo asi.sigan asi¡¡¡¡¡¡.
ramiro - cordoba · 18/05/2009 07:20 UT
Muy bueb relato, los felicito por su viaje, te cuento que soy nuevo en esto es mas ni si quiera compre un telescopio je, te cuento q soy geologo argentino q vivie en cordoba y estoy trabajando en chile, en un volcan q s ellama el tatio cerca de san pedro de atacama y estoy maravillado con las noches hermosas q contemplo aca. Bueno amigo, saludos desde chile
manuel loholaberry - ayacucho · 14/05/2009 16:20 UT
AMIGOS VIVO EN EL CAMPO X AQUI LOS CIELOS SON MARAVILLOSOS ME IMAGINO EN CIELO EN ESOS LUGARES GRACIAS POR TODO LO QUE HACEN X LA ASTRONOMIA UN ABRAZO
Rodolfo - San Rafael, Mza. · 13/05/2009 15:44 UT
Gracias a todos por dejar estos comentarios. Si pudimos transmitir lo vivido, refrescar buenos y lejanos recuerdos, motivar para una salida observacional con amigos y familia, estamos más que satisfechos. Estas simples experiencias nos alegran de por vida.Saludos.Rodolfo.
Alejandra - Buenos Aires · 13/05/2009 04:45 UT
Hola! me llena de hermosos recuerdos tu cronica, ya que pude vivir con mi familia, la sorpresa y el embrujo de los cielos de montaña, este ultimo verano, en mi provincia natal, Cordoba.Nos llenamos los ojos de estrellas, literalmente.Gracias por compartir, Alejandra
Cesar - Buenos AIres · 12/05/2009 21:18 UT
Yo estoy orgulloso de tener de amigos estos dos "fanaticos" en busca del cielo perfecto.Espectacular!!Y bueh..la próxima los acompaño con el 11"...
Joaquín Hernández Morales - México · 12/05/2009 16:28 UT
Rodolfo: Buena tu crónica. La verdad leer sobre la actividad astronómica es un motivante para realizarla. ¡Qué suerte tienes para ver esos cielos! El cielo del norte es muy conocido. Los cielos del sur son más espectaculares y más impresionantes. Lo poco que he podido verlos me ha permitido decir: hay que verlos. En el sur de México. Por Tapachula en el estado de Chiapas, frontera con Guatemala, he podido ver los Sacos de Carbón. Me he quedado con las ganas de ver las Nubes de Magallanes… Ya habrá tiempo, eso espero. Gracias.
Judith Baca - El Paso, TX · 12/05/2009 15:34 UT
Rodolfo es una prosa sencillamente deliciosa. Seguramente despertaste en muchos el animo de salir a buscar cielos obscuros y tratar de vivir lo que con tanta dulzura nos relatas. La aficion y el respeto por nuestro cielo y sus interminables sorpresas es lo que nos mantiene unidos. Felicidades! Judith.
Pablo Lonnie Pacheco Railey - Monterrey, México · 12/05/2009 12:41 UT
Gracias por compartir la experiencia, Rodolfo.Esas noches en que la bóveda celeste nos obsequia un mar de estrellas son inolvidables.Saludos y cielos despejadosPablo Lonnie Pacheco RaileySociedad Astronómica del Planetario AlfaASTRONOMOS.ORG
Fernando Cruz - Sahagún, Hgo. México · 12/05/2009 02:29 UT
Me recordaste cuando hace muchos pero muchos años tube un grupo de montañismo y en el Iztaccihuatl por lo regular pernoctabamos en el penultimo albergue (a unos 3,500 msnm) un cuarto de piedra con techo de lámina. Una vez en que era la confraternidad de clubes al no haber lugar nos quedamos fuera del refugio y estube observando el cielo lleno de estrellas, muy bello ahora con tu relato entiendo exactamente lo que vivieron y gozaron, gracias por compartir. Saludos, Fernando Cruz
Rubén Barros - Buenos Aires · 11/05/2009 16:00 UT
¡Buenísimo el relato Rodolfo!Se nota que lo disfrutaron mucho.Que bueno que puedas compartir estas salidas con tu familia.Recuerdo que la primera vez que vi el cielo del Valle Grande no lograba reconocer ni siquiera la Cruz del Sur, porque mi cerebro no podía procesar que tuviera tantas estrellas a su alrededor, mientras que acá en Buenos Aires está prácticamente sola en el cielo. :-(Un abrazoRubén